Por: Lic. Santiago Martínez
Al cumplir tres meses de gestión, tiempo suficiente para planificar las grandes acciones a desarrollar en cualquier jurisdicción de mando, los moradores de la parte norte de la capital de la República han estado esperando las acciones de la alcaldesa contra la arrabalización, el desorden y el caos que por décadas imperan en este territorio, cuyos daños perennes son ascendentes.
Antes, durante y después de los 14 años de gestión del alcalde Roberto Salcedo, pasando por la administración de David Collado, quien debió pasar con notas sobresalientes si no hubiese hecho más de lo mismo en relación al tema que nos ocupa, todavía estos barrios y sectores esperan la llegada de las autoridades en auxilio y recuperación de la seguridad y la decencia de este territorio, descuidado por más de media docena de síndicos del D.N.
Las aceras, hechas para protección del peatón son ocupadas por vehículos, negocios y toda clase de tarantines. Las importadoras y otros negocios formales y ambulatorios, ocupan también franjas de las calles. Avenidas como la Juan P. Duarte y José Martí son un insulto a los nombres que llevan, pues la basura, anafes y fogones, haitianos/as haciendo lo que sea, tarantines de frutas, legumbres, víveres, ropas y cabello, vehículos paralelos de dos y tres en fondo, mas los motoconchos modelo de caos e irrespeto, etc. usurpan los objetivos de las calles.
La Duarte con Paris, paradigma y líder del caos, el sucio y el desafío, no ha encontrado alcaldes con pantalones, y esta a prueba una alcaldesa con falda larga que enfrente esta problemática que tiene costo político. Los barrios del Distrito Nacional, aunque pobres, tienen derecho a demandar y recibir oportunamente los servicios requeridos por sus munícipes.
La exigencia de las comunidades afectadas por la arrabalización, la ocupación de espacios públicos, la inseguridad y la suciedad de las mismas, no son asuntos caritativos ni de favor, sino de derecho y reclamo a nuestro gobierno local y al Intrant. Estos ocupantes “padres de familia” estimulan e incentivan los malos hábitos ciudadanos y los exponen al peligro al caminar por las calles porque las aceras están ocupadas por irresponsabilidad de las autoridades del ayuntamiento y del Intrant. Sin temor a reproche justificable, viejas y nuevas autoridades del ADN igual que la antigua Amet y la actual Intrant son responsables de este desorden y caos y son también culpables del peligro al que se expone el peatón debido al descuido y las malas enseñanzas de las que se han hecho cómplices.
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