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EDITORIAL
El cuestionamiento que diferentes sectores hacen a la justicia dominicana cobra fuerza en la medida en que determinados jueces emiten sentencias a todas luces cuestionables.
Todos fuimos testigos del lamento del Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito cuando se quejó amargamente de que el presunto narcotraficante y lavador de activos Rafael Cordero Martínez (El Chino) fue capturado en un operativo luego de pasarse meses evadiendo la justicia e incumpliendo las medidas de coerción que le habían impuesto.
Ahora resulta que el Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional cambia la medida coerción impuesta al presunto narco y dispone el arresto domiciliario de Pascual Cordero Martínez (El Chino.
Esas son las decisiones que socavan la débil justicia dominicana.
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